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Uno cree que con los años ha cambiado, que ha evolucionado... hasta con cierto aire de arrogancia y basta un ligero empujón para darse cuenta que se ha caído al mismo hoyo de siempre. Seguimos siendo los mismos, esa es la realidad.


Pobre de aquel que vive en su mentira, que piensa que el tiempo ha modificado su forma de sentir, su forma de ser... cuando realmente ha aprendido a fingir, a ocultarlo todo tras palabras vacías, tras términos erróneos y adquiere un nuevo método de defensa que de a poco le hace perder la poca esencia que le queda.


Por ahora prefiero ser la luz intensa y cegadora, aquella que molesta a algunos y encanta a otros con su espectáculo, que aun cuando se sabe algún día se extinguirá, sigue con su vida explotando toda su gama de colores. Prefiero eso y no ser un borrón gris en el cuaderno de alguien más determinado por la realidad que se le impone.